La actividad principal de un almacén es mantener bajo bien recaude cualquier tipo de producto. También es necesario llevar un control a largo plazo, así como un seguimiento de la cadena de logística. Existen varios tipos de almacenes según cómo queramos agruparlos. Te explicamos la importancia de tener unos buenos almacenes en el post de hoy. Especialízate en gestión y administración de almacenes con nuestro Máster en Gestión Logística y Operaciones de Almacenaje.
Tipos de almacenes
Normalmente toda empresa por norma general, necesita de un almacén, como mínimo. Dependiendo de las características de esta empresa, cada almacén tendrá unos criterios. Por eso hoy te explicaremos los tipos de almacenes que podemos encontrar en las actividades empresariales.
Según su función
Según el tipo de función que desempeñen en la propia cadena logística podemos diferenciar dos tipos de almacenes: los de consolidación y los de ruptura.
Los almacenes de consolidación son todos aquellos donde se concentran pequeños pedidos provenientes de diferentes proveedores. Aquí se agrupan y se ordenan para propiciar unos envíos de gran volumen. Las ventajas de estos tipos de almacenes es el ahorro de costes de transporte, ya que favorece el flujo de los productos.
En cambio, los almacenes de ruptura son opuestos. Aquí cuando un pedido es voluminoso, aquí se divide para hacer envíos más pequeños para enviarlo al cliente.
Según el lugar
Según la situación geográfica o la actividad que realicen, podemos considerar tres tipos de almacenes: centrales, regionales o de tránsito. A continuación, te explicamos los detalles.
El almacén central, como podemos deducir, es el que se halla más cerca de los centros productivos. Aquí se gestionan unidades de carga completas como, por ejemplo, las paletas. El objetivo principal de este tipo de almacén es suministrar productos a los almacenes regionales. Estos se localizan en los lugares donde estos productos van a venderse. Están capacitados para descargar grandes cantidades con vehículos, que más tarde irán a una zona de expedición menor. Además, estos productos no pueden tardar más de un día en transportarse al centro de consumo.
Finalmente, encontramos los almacenes de tránsito. Estos son instalaciones acondicionadas para la recepción y la expedición rápida de los productos. Se sitúa normalmente entre el almacén regional y el lugar de consumo. Este sirve para ahorrar tiempo de transporte.
Según la fiscalidad
Según el tratamiento fiscal que los productos reciben los productos que almacenan, podemos encontrar dos tipos de almacén: para productos en régimen fiscal general o especial. La diferencia reside en que los especiales residen en sitios concretos donde estos productos están exentos de impuestos ordinarios. Estos pueden ser ls zonas francas, aduanas, etc.
Según el recinto
Según el tipo de recinto que sea el almacén, podemos encontrar los almacenes abiertos o cubiertos. El almacén abierto no tiene ninguna edificación, puede estar rodeado de vallas, por señales, etc. Los productos que aquí se almacenan no se deterioran expuestos a la intemperie, como por ejemplo, material de obra.
En cambio, los almacenes cubiertos sí están edificados. Estos pueden ser edificios o naves destinadas particularmente a ello.
Según la mecanización
Existen dos tipos de almacén si lo que consideramos es el grado de mecanización que estos gozan. Encontramos los almacenes convencionales, cuya máxima mecanización son carretillas de mástil retráctil. Se constituyen de estanterías para el deposito de paletas.
En cambio, existen almacenes mecanizados, donde la manipulación de los productos se realiza mediante equipos automatizados.